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Mostrando las entradas de julio, 2017

Ser amable

SER AMABLE Aprovechando que había dejado de llover hacía rato y aunque fuera invierno se decidió a salir, se protegió del frío con su mejor abrigo y caminó por la vereda más cálida, donde daba el sol. Su peinado, sus zapatos elastizados pero de buen diseño, su cartera de alto valor agregado; todo daba cuenta de su perfil adinerado. Caminaba lento y disfrutaba de las miradas que ocasiona una anciana de distinguido vestir y delicado andar. Un bastón con nácar cerraba la imagen para quien dudara. Al llamarle la atención una vitrina con hermosas prendas de lana, se detuvo a mirar. Tomó su cartera, la abrió para sacar un pañuelo y en un desliz de sus dedos la seda se le escurrió y fue directo al piso. Justo pasaba a su lado un anciano también elegante, con magnífico sombrero y peculiar abrigo. Unos ostentosos lentes de aumento cerraban la imagen de un acomodado señor. Como toda persona amable y en este caso, señor de extrema caballerosidad, se alertó de la caída del pañuelo y retrocedi

Microrrelato - tragedia

Toca para mí - Voy a tocar la guitarra mientras lees, te parece bien? - Sí mi amor. Toca la guitara cuanto desees. Ella tocó los temas del ejercicio y también improvisó algunos acordes para recrearse. Otro día, al llegar él de su trabajo, la encontró tocando la guitarra. Él se quedó pegado a la puerta, del lado de adentro escuchando casi deleitándose con las notas dulces que ella pronunciaba. Quiso acompañarla y arriesgó algunos títulos para ver si adivinada la melodía. Ambos rieron porque no acertó. Ella siguió con la música hasta altas horas de la noche; tantas horas que él se fue a dormir antes que ella dejara de practicar. Cuado ella cayó rendida en la cama él aprovechó y se levantó. Tomó la guitarra, se acomodó como para tocar, temió hacer algún ruido que sacara a su mujer del reparador sueño. Continuó acariciando las cuerdas, una por una con una sonrisa dibujada que daba muestras del goce sutil del tacto con el instrumento. A las ocho de la mañana sonó la alarma para alis

Qué vemos?

Siempre estaré conmigo

Para sentir los latidos del propio corazón hay que quedarse muy quieto. Igual que para ver cómo se le eriza la piel al ser amado. Hay que ser paciente y tranquilo. Las pequeñas cosas  se guaradan en silencio. El ruido no hace más que distraernos de lo que la vida tiene para ofrecernos.

El espejo (microrrelato)

EL ESPEJO Iba y venía por la casa como todos los días; haciendo varias cosas a la vez, juntando las prendas para lavar, ordenando en  los estantes esos libros que había elegido cada día de la semana y que no tuvo tiempo de leer, quitando el polvo de los muebles que yacían quietos a la espera de alguna mirada, o caricia. La casa estaba quieta, en su lugar de siempre. Quien pudiera mirarla desde afuera jamás se imaginaría el revuelo que ella armaba adentro yendo de aquí para allá. Siempre en silencio. En una de esas pasadas frente al espejo, que en tantas otras evitó mirar, se vio. Se vio tal cual era pero pasó de largo con las manos llenas de objetos que serían colocados en sus respectivos lugares. Porque cada cosa debía permanecer allí, donde la dejaba, para no perderla. No lo era del todo, pero era un poco obsesiva con esas cosas. Además no hay que olvidar que últimamente le costaba recordar, ni sabía por qué ni le interesaba. Inquieta porque la presencia del espejo la ponía un

Relato breve

DIGNA SENTENCIA Se me dio por el tema de la pena de muerte, si sí o si no, suponiendo que sí se me ocurrieron algunas opciones para ofrecer en la vidriera a los condenados. A ver si están de acuerdo conmigo??? Sr. Mello, así se hacía llamar. Hombre de unos cincuentitantos cuando lo conocí, de esto ya hace unos quince, cara grande, la frente pellejuda con tres líneas horizontales bien profundas, cejas tupidas y muy negras igual que el bigote. Su cabeza era un poco más grande en proporción al cuerpo que el del resto de las personas y estaba más abultada por unos mechones duros y rebeldes que empezaban a dejar ver algunas canas. Su gesto era terrible; la frente fruncida, los labios apretados de tal forma que aún estando juntos se podía ver la piel húmeda del interior. La postura del cuerpo acompañaba toda esa careta de Sr. que se ponía cada día, uno y otro. Salía poco a la calle, como mucho lo hacía en las horas de poco movimiento como domingos por la mañana; sino como máximo se as

Sentimiento- pensamiento

“SENTIDO DEL SENTIMIENTO” Parece una condena no ser como el ave que se sostiene en contra del viento esperando el momento del descenso para alimentarse o como el hambriento tigre que trepa el árbol con sus garras en contra de la gravedad para matar a su presa. Sí, como condena no somos como la piedra que puede trizar un vidrio, o como la tormenta que con su caudalosa lluvia inunda los pueblos. No es nada fácil erguirse para evolucionar y afinar los sentidos para saber, para sentirnos, para sabernos y ser. Somos los únicos que nos enteramos que un vestido tiene un moño o los zapatos brillan. Sólo nosotros podemos observar que las manos envejecen junto con el alma de tanto hacer y sentir. ¿Quién más, aparte de los hombres espera que la montaña vaya a Mahoma?, ¿quién sabe que si el pan no alcanza duele el cuerpo y el alma? ¿Qué otro ser ve cambiar de color el corazón o entrega la boca para ser amada o cree en los ángeles o en un dios? ¿Qué sentido tiene tener un nombre, qué sentido tie

"Lecturno"

DIVAR ¿Se habrá dormido ya? Estando a unos cientos de metros, nadie quiere molestar a Divar, somos incapaces de molestarlo. No se escucha, no hace sombras; debe estar descansando entonces. Es un comedor, no el lugar donde se come, el hombre, ése, Divar es un comedor, digiere, ¿me explico? Claro, como cualquier otro hombre, por supuesto. Si hubiera seguido el consejo que le dio Carmen, hoy no estaríamos esperando lo peor. Carmen siempre le decía que debía #escribir para no s ufrir llegado el caso. Él nunca quiso, siempre leyó y así aprendió sobre el mundo ya que su tamaño enorme, más enorme que una secuoya no le permitía viajar en los medios de transporte habituales. Sin embargo sabía más que cualquiera. Y a pesar de estar casi plantado en el mismo lugar siempre, era feliz. Pero feliz de verdad, pretendo que imaginen eso, aunque no sabría definirlo bien, pero a él se lo veía íntegro y coherente, pacificado y optimista, humilde y trabajador; también contaba historias porque las

La niña de los recuerdos- relato

LA NIÑA DE LOS RECUERDOS Tenía tan solo seis años y vivía en una casa humilde con varios detalles que así la definían. Varias paredes sin pintar, otras se descascaraban de humedad y algunas estancias con piso de tierra.Había una bomba manual para proveernos de agua que estaba dentro de la cocina, cuando por lo general se halla en los patios traseros. El baño estaba afuera cuando por lo general se halla adentro. La conmovían más particularidades de pobreza; sin embargo había a lgo en ella que me hacía sentir una princesa. Su recuerdo llega ahora hasta mi olfato, hasta mi piel y me inunda la vista, sólo me acanza con entornar los ojos y viajo hasta allí; era su patio del fondo del que hoy agradezco que mi padre jamás cortara las malezas, a pesar de que eso era motivo de discusión con mi madre, porque entre ellas crecía un tesoro. Se llenaba de manzanillas que alcanzaban una altura exagerada, quizás para mí que era aún una niña. Lo hermoso y exultante de eso era que me llegaban hasta los

Ay de la vida de quien lo escucha a Cortázar!!

Escuchar "Conducta en los velorios" de Córtázar   9:25 min Observador, promotor de desacuerdos y emociones. No complica el lenguaje y conmueve hasta la fibra más íntima.