“SENTIDO DEL SENTIMIENTO”
Parece
una condena no ser como el ave que se sostiene en contra del viento esperando
el momento del descenso para alimentarse o como el hambriento tigre que trepa el
árbol con sus garras en contra de la gravedad para matar a su presa. Sí, como
condena no somos como la piedra que puede trizar un vidrio, o como la tormenta
que con su caudalosa lluvia inunda los pueblos. No es nada fácil erguirse para
evolucionar y afinar los sentidos para saber, para sentirnos, para sabernos y
ser. Somos los únicos que nos enteramos que un vestido tiene un moño o los zapatos
brillan. Sólo nosotros podemos observar que las manos envejecen junto con el
alma de tanto hacer y sentir. ¿Quién más, aparte de los hombres espera que la
montaña vaya a Mahoma?, ¿quién sabe que si el pan no alcanza duele el cuerpo y
el alma? ¿Qué otro ser ve cambiar de color el corazón o entrega la boca para
ser amada o cree en los ángeles o en un dios? ¿Qué sentido tiene tener un
nombre, qué sentido tiene pensar en ahogarse en un mar cuando nos invade la
tristeza? ¿Por qué no alcanza la tierra para habitarla o no alcanzan los brazos
para dar calor o no alcanzan las
palabras para devolver un dolor? ¿Tiene sentido saber que mentimos, que
advertimos, que olvidamos, que enseñamos, que hay o se acaba la paz? ¿Sentido
tiene poder sentir?
Si
hoy me convirtiera en barro, en polvo, en cenizas, ¿no es ahí a donde vamos?
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